martes, 20 de diciembre de 2011

2001 - 2011

Pensé en titular de otra manera ésta entrada, pero no. No me parece que haya palabras para comenzar una apreciación o experiencia, como quieran llamarlo, acerca de lo que pasó hace 10 años. Sólo números, fríos y claros.


En diez años las cosas cambian mucho. La gente se recibe del colegio, tiene hijos, tiene parejas, se pelea, convive con alguien, fallecen familiares, deja amigos y genera proyectos. Tambien modifica actitudes y se pregunta muchas cosas. Se define y se queja de lo que pasó, lo que pasa, y lo que pasará. 


Hubo, hace una década, un sector que decidió hacer algo. Pero quiénes integraban a esa masa enojada, molesta, que sentía que estaba lastimada y que el gobierno de la Alianza les estaba echando vinagre y sal sobre las heridas?


Procedo a contar: yo tenía 17 años. Recién me había recibido del secundario. El verano de 2001 fue mi ingreso a una pequeña adultez: no me dejaban ser tímida, mis amigos me invitaban a lugares, empecé a empaparme del mundo gay en su esplendor familiar, me protegían. A la vez, definí cómo quería ser (estética y socialmente hablando) y pude encontrar otras personas con mis intereses. Unos amigos me soltaron la mano, y con ese rechazo conocí la independencia, y me valí por mí misma. Había fallecido mi abuelo y estaba de frente a la muerte cercana, al cuidado de mi abuela y a la rebelión adolescente en su pico. Había querido hacer mucho, en el plano del compromiso social y político desde la secundaria, y las trabas venían desde los directivos. Entonces me volví muy hastiada de todo, me cansé de lo que pasaba.


Los jovenes en la entrega de diplomas...
En diciembre había comenzado a trabajar en un bar en Av. de Mayo casi Tacuarí. El dueño, Jorge, era un viejito copado que, se decía, toqueteaba a las chicas. A mí siempre me respetó y jamás me propuso ni intentó hacer nada impropio. 
Trabajaba viernes y sábados, algunos jueves y domingos. Mi función era, sencillamente, servir lo que me pedían de las mesas (pocas) e informar acerca de las movidas nocturnas que rodeaban esa zona. Con mi conocimiento de inglés y la lenta llegada de los backpackers al país, pude contar con un éxito relativo y estaba contenta. En fin, me valía por mí misma, y tipo 3 y media, 4 de la mañana, podía ir a bailar, y entraba gratis. Antes las previas no duraban hasta tan tarde.


El día que se declaró el estado de sitio, miércoles 19 de diciembre, yo estaba mirando la tele con mi abuela. Mi abuela Isolina que tenía terror a que saliera a comprar a la calle porque estaban saqueando y no sabía lo que me podían hacer. El poder de la prensa: en Gerli - Avellaneda no se saqueó ningún supermercado, ni robaron para comer. Pero mi abuela me cuidaba. Salí a la puerta, hacía calor y el cielo estaba medio raro, no gris pero tampoco azul. Miré para ambos lados de la avenida, y la vida seguía girando.
El viernes tenía que ir a trabajar. "No va a haber nadie" me dijeron en casa. No importaba, yo no me quería quedar ahí. Se respiraba un aire de que ya no ibamos a ser más libres, que mi recién nacida libertad iba a morirse encerrada. Me tomé el colectivo (casi vacío) y llegué a Av. de Mayo. Caminé al bar: estaba con las persianas bajas, pero con gente adentro. Jorge me dijo que no iba a haber más movimiento que ese, que fuera a bailar si quería. Tambien me dijo que me cuidara, y que no fuera para el lado de la Plaza. "Ves esos canas? Bueno, son amigos. Si te pasa algo, venite corriendo para acá". En la esquina, los policías que cuidaban el local y sus alrededores me saludaron con la cabeza, mientras Jorge los señalaba.

Pregunté si Requiem abría. "En un rato" tiró seco el único patova en puerta. Estaban esperando que llegara gente, como siempre. Pero en cuanto llegaban, los hacían pasar, y cerraban la puerta. Fui a 9 de Julio. La avenida estaba vacía y había mucho silencio. Miraba para el lado de Plaza de Mayo, y recuerdo que estaba todo oscuro. No había bares ni kioscos abiertos. Me sentí muy valiente por estar ahí, pero a la vez, muy angustiada. Era como estar en la nada. Era como un comic de fin del mundo, apocalíptico. 
Sorpresivamente, aparecieron dos amigos. Me invitaron a tomar una cerveza con ellos. En la calle. Ellos se sentaron en el piso, yo me quedé parada. Pasó un patrullero, me quedé dura. Pensé "ahora me llevan presa, no tengo documentos, tengo la denuncia nada más". Pasaron. No podía creerlo. Mis amigos (uno de ellos, Pablo, que me cuidaba como a una hermana) me dijo "quedate tranquila". Se iban a la casa de un amigo, yo iba a Requiem. 
Entré y se cerró la puerta. Abajo había gente, estaban dando videos en pantalla gigante. Me acuerdo que me apoyé en una columna y miré "Repetition" de Information Society y "Loving the Alien" de David Bowie, juntos. No me olvidó más. Sentía un vacío tremendo y que cada nota me traspasaba. No entendía bien qué hacer ni cómo. Ya nada era igual.


En los 90's mi casa estuvo devastada. Despidos compulsivos, falta de oportunidades, trabajos esporádicos, necesidades. Allá por el '98, las cosas fueron tranquilizandose. Si hubiera tenido 18, hubiera votado a la Alianza un año antes. Confiaba en ellos. No quería más el modelo patético de los 90's, no quería ver como todos los días eran un "zafamos". No podíamos construir nada: ni proyectos, ni esperanzas. 


Ese diciembre de 2001 fue una vorágine. A mí me enojaba saber que los saqueos tenían la firma de Duhalde. Ver que había gente que robaba para comer y otros (los buitres) se llevaban televisores y cajas con sidra y cerveza. Tambien esa cosa de cacerolear enfrente al Alto Palermo, gente que antes no daba dos centavos por el que le revisaba la basura, ahora se abrazaba a la causa popular. La pantomina del clasemedio cuando le tocaban el bolsillo, pero que siempre cuidó su campito y se cagaba en el esfuerzo y la necesidad ajenos. 
Si, estaba llena de preguntas y la injusticia me enojaba más. Era ira, ira contra todos esos que durante tanto tiempo hicieron del deme 2 un dicho popular, mientras el grueso de la población se moría de hambre, se moría por dentro, se le moría la dignidad en el pecho cada vez que hacía una cola para conseguir trabajo y no los tomaban. Esa cosa insensible, que hoy tambien está presente. Eso de mirar al costado cuando nos obligaban a estudiar cosas que sabían no nos iban a sevir, y que nos obligaban a ser empleados mal pagos sin contrato ni cobertura. Gente de segunda, tercera, cuarta clase. Pero gente.
Murieron jovenes y no tanto. Esos políticos que hoy se llenan la boca desde la oposición hablando contra el gobierno democrático en el que vivimos, saben la gente que se cargaron? Cómo dormirán por las noches, sabiendo que diezmaron de sueños a una generación y se llevaron a varias personas a violencia y bala?


La misma gente, ayer, hoy y siempre
Saben cómo me doy cuenta de que las cosas han cambiado?  Porque ahora podemos desarrollar ideas, tener proyectos. Vemos algo que se puede mejorar, modificar o crear, y lo hacemos. SE PUEDE. Hace 10 años, lo único que podíamos hacer era tener miedo, tener bronca, tener lástima. 


Ya nada me asombra del mundo. Chicos que no saben qué pasó en 2001. Adultos que se quejan desde sus autos, yendose a la costa, que olvidaron cuando hacían trueques. Universitarios que, desde su amplio conocimiento, repiten sin pensar. Esa gente, tuvo pasado? Alguien los instruyó? Nadie les mostró la vida?


Creo que debemos comprometernos con nosotros mismos, para que nada de esto se repita. Señalar los errores, no callarse más. No dejar que la olla a presión estalle, tomar punto por punto lo que no nos gusta y decir "ésta es la razón". Tener fundamentos para quejarnos. No dejarnos humillar, ni por el de arriba, ni por el de al lado.


Disfrutemos, ahora que podemos, de la dignidad. Aprovechemos, ahora que la tenemos, de la posibilidad de proyectar. Generemos desde adentro, sostengamos lo que nos costó.


En 10 años la gente cambia mucho, pero mucha gente sigue igual. Está en nosotros luchar cotidianamente para no ver más chicos con hambre, gente en la calle, personas que sufren.                                    

sábado, 3 de diciembre de 2011

Desde cero

Empezar desde cero es siempre complicado, pero se hace.
Lo hicieron los inmigrantes, los perseguidos, los castigados por las crisis, los que decidieron que eso no les servía o les hacía mal, aún cuando la comodidad pudo haberlos calmado y sedado. Tambien los desesperados y esos a los que no les quedaba otra, como a mí ahora.

Empezar desde cero tiene mucho que ver con estar desprotegido, pero tambien con generar nuevas cosas. Es muy parecido a modificar algo que estaba tan mal que había que eliminarlo. O a que te tiren un baldazo de agua fría. Es todo eso y más, pero ante todo, es generar todo de nuevo, una oportunidad de, tal vez, hacer bien algo que no nos dejó del todo conformes y seguir avanzando en el camino correcto.
Ante tantas subjetividades, es natural perderse. Me imagino estar ante un abanico de posibilidades preguntandose cuál elegir, y que todo se base en TU opinión o experiencia. Miles de voces de afuera te pueden decir cualquier cosa, pero es innegable que la decisión debe ser tuya, a como de lugar.


Let's go ahead!


La frase que escuché estos ultimos días fue "Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana". Me imagino que pensandolo en términos de algo superior, se vienen grandes cosas para mí y me tengo que ir preparando bajando los decibeles laborales que estaban más que al máximo. Por otro lado, es una buena época para hacer otras cosas, más personales, así arranco el 2012 con todo. Pero subyace la sensación de que no hice las cosas bien o me faltan resultados. En fin, hay que confiar en lo que está hecho y lograr buenas bases para lo nuevo. Qué será? Seguramente lo que yo quiera y pueda hacer.


Cuántas veces tuvieron que empezar desde cero?

viernes, 25 de noviembre de 2011

Hola, traigo los estereotipos

En una sociedad tan afecta a etiquetar para quedarse tranquila sabiendo qué es lo que tiene enfrente, es hasta natural que haya algunos que busquen homogeneizar criterios con el fin de no usar el cerebro.
En ese sentido, lo peor a lo que me enfrento diariamente es al estereotipo de mujer. Qué, cómo, cuándo, porqué y todas esas preguntas que avalan mi género como "femenino", siempr e y cuando las respuesta sean del agrado del interlocutor, claro.
Que la mujer es amiga, pero envidiosa. Que la mujer es hermana, pero mala. Que la mujer es bella, siempre y cuando sea flaca, tenga linda piel y use la última ropa. Así que sos mujer y no tenés hijos? No puede ser, tenés un problema. Sos mujer y no querés casarte? Claramente sos una puta. Sos mujer y trabajás a la par de los hombres? Además de atorranta, seguro que sos torta. Y así sigue la lista, hermosísimamente erróneos parámetros para medirnos, preciosos argumentos inválidos para sostenerlos.
Hay gente que sigue diciendo que no deberíamos hacer muchas cosas que demostramos realizar igual o mejor que los humanos masculinos que nos rodean. La respuesta es "pero vos sos mina, no podés". Ok, SI PUEDO.
Tiene que existir una fecha para que muchas personas (incluídas mujeres) recuerden que somos seres humanos que sentimos, sufrimos, disfrutamos, trabajamos, y ante todo, merecemos respeto y aceptación. No deben tolerarnos quienes no nos soportan, deben aprender acerca de lo que somos y respetar nuestras diferencias.
Nos pegan, nos lastiman, nos obligan a tener hijos, toman a esos hijos de rehenes, nos molestan, nos humillan, nos insultan, se burlan de nosotros, nos convierten en objetos de consumo. Siglos de damas que pasaban de la mano de sus padres a la de sus maridos, de lapidadas, de vírgenes violadas, de despertarse antes a cosechar, a prender el fuego, a cocinar, de ser víctimas y de estar olvidadas, tienen que terminarse. Hay que parar con esto. Hay que ejemplificar.
Qué es eso de no poder comer lo que me gusta, pintarme los labios de tal color o salir con X persona? Por qué permitimos que la sociedad nos encierre tanto?


Esto me lleva a Rio Sabean, un fotógrafo que hizo un proyecto con típicas imagenes pin up, pero con hombres. Y qué sería de un hombre al que le decís "che, te vas con esa hoy? No ves que quedás como una puta?" o "hay que ponerse a dieta o vas a quedarte solo el resto de tu vida". O "ahora que embarazaste a una mina, te la bancás. Te quedás con el bebé". Si en una de esas queda en evidencia lo estúpidamente estrecho del pensamiento, qué harían los hombres? Y si no fuera un logro meterse con todas las minas? Y si ponerse ESA remera les hiciera ganarse los comentarios burlones de todos los amigos? Si charlar con un amigo fuera sinónimo de salvaje sexo homosexual? 

No me tomen en serio, soy sólo chico! Ji ji!

Podemos hacer algo. Las mujeres somos lo que somos. No mejores, no peores. Tampoco iguales. Somos diferentes, y eso debería ser celebrado. Podríamos ser mejores, si, si nos pusieramos como meta que no nos interese nada lo que nos imponen, la libertad de sentirnos plenas frente a quienes vengan. Vivir plenamente nuestra sexualidad, amando o sintiendo atracción por quiénes queramos. 

Finalmente, un día nos morimos. Y yo no sé si hay vida despues de ésta. Hay que disfrutarla y sacarnos los uniformes impuestos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Estuve ahí


Uno de mis lugares en la web es geeks.ar, una página en Facebook que creó Diego, y bancamos desde el día 0 Cristina y yo. 

Gracias a geeks.ar pude conocer a mucha gente y contactarme con personas de todas las edades y situaciones. Es lindo compartir algunas cosas, pero más que nada, poder ver que tu realidad puede ser similar a otras, o que tu realidad no tiene nada que ver con otras. Tanta variedad de humanos y a veces nos quedamos pensando, sintiendo completamente solos y aislados...



El miau ya no hace falta
En definitiva, hoy Agustín linkeó en el muro de geeks el último post de Hyperbole and a Half, un gran blog hecho por una mujer. Y cuando digo "gran" me refiero a GRAN. Allie Brosh es una genia que te puede decir las cosas más obvias con una visión que es lo menos obvio del mundo.
El post  en cuestión es éste: http://hyperboleandahalf.blogspot.com/2011/10/adventures-in-depression.html (aviso que está en inglés, si bien sencillo y coloquial, en una de esas se necesita un Google Translate para seguirle la onda).

No pude más que sentirme muy identificada con Allie. Todos, en algún momento, estuvimos ahí. Más o menos tiempo, más veces que otros, pero sí. De todo el espectro colorido y monstruosamente variado del que somos parte, no sé si podemos encontrar un sólo matiz que diga "no, yo siempre fui feliz".
Hasta hace poco estuve en esa movida bizarra de sentirme muy mal y no ver más que un futuro de tristeza y bajoncio por donde fuera. Hasta mis intentos de salir de esa situación  me hacían sentir más fracasada y angustiada, lo que vuelve muy difícil "salir". Más que nada, porque estamos inmersos en una sociedad resultista cuyo fin es que haya más aptos adelante (puede significar gente muy inteligente y capaz o gente con plata, o gente con merca, según) y que el resto de nosotros, a los que nos cuesta un poquito más, perezcamos en la más concreta miseria personal. La pobreza de espíritu es mucho más complicada de manejar que la económica, y cuando te ponés mal, tu espíritu vale lo que un caramelo Media Hora que cayó al piso y fue masticado por un perro cualquiera dela calle, esos que tienen un poquito de sarna y cara de pocos amigos.

Y me di cuenta de algo. A veces la sensación de que nada está bien y todo se va al demonio es nuestra, no fomentada por nadie más que por nosotros mismos. Y los únicos que, en un momento, tenemos que ponernos un límite somos nosotros tambien. Es muy loco que unos cuantos gramos de cerebro nos pongan de una u otra manera, que las reacciones químicas bizarras de nuestros cuerpos disparen las más diabólicas ideas y nos conviertan en entes tan tristes que no podemos hacer más que seguir tristes.
La onda es que tengo un genial corte de pelo y ganas de hacer cosas, lo que me impide abiertamente ponerme mal. Hasta que las cosas ya no te importan tanto todo te duele. Despues de eso, viene la liberación.
Así que se puede salir de Ciudad Depresión en el monoriel de lasuperación personal. Ese tipo de logros te hace sentir tan superhumano que de acá, a la capa y los comics de acción.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La política como producto

Allá lejos y hace tiempo la política era un tema de convicciones, de cerrados conceptos, de enemistades y diferencias insalvables.
Hemos crecido como sociedad, y hoy la política es otra cosa. Es un bien de cambio, algo que se vende mediante publicidades, que ávidamente consume una masa perdida en tener lo que sea antes que en saber o entender qué tiene finalmente entre sus manos.
Con el poder que el voto le da a la sociedad toda, es triste ver cómo se diluye en frases pergeñadas por publicistas inescrupulosos, a los que les da lo mismo vender medicamentos para la tos, fideos, inmuebles, yogures o tampones. Y, por supuesto, la gente compra como si de esas frases hechas y obviedades estuviera hecho el elixir de la vida eterna y la solución a todos los problemas.

Lo peor de todo es cuando se pasa de la discusión vehemente al ataque sin sentido, al insulto vacío fruto de la bronca por no tener la razón. Se puede reconocer el error, se pueden ver las posibles mejoras, pero no! En política te ponen rápido la etiqueta y despues te transforman en carne de cañón y la violencia no tarda en aparecer. 
Como si no fuera suficiente haber vivido las épocas más apáticas y corruptas de la democracia, y siendo parte de una generación de huecos que habían hecho bandera del "que se vayan todos" (sin plantear qué era lo que tenía que venir y reemplazar a lo viejo, y sin comprometerse a cambiar ese presente oscuro), ahora nos vienen con palabras de manual a querer vendernos nuestras propias sombras. Los espejitos de colores de los españoles, pero en versión 2.0. En la era de la comunicación, nuestras voluntades son oro y plata, y sus promesas los "regalos" de un nuevo mundo posible en la imaginación de quienes no pueden ver ahora que el cambio es posible, si se trabaja.
A las fotos photoshopeadas hasta el asco se le agregan spots publicitarios irrisorios, que tratan de englobar a la mayoría, pero que se olvidan de brindar una plataforma, una idea, un proyecto de gestión. A las convicciones las suplantan las volubles palabras del candidato de turno, que lo mismo insulta a su opositor como engaña al público con datos poco claros o falaces. Todas soluciones mágicas y ninguna propuesta seria. 
Con esto nos encontramos a días de la votación más importante para nuestro país. Hay gente que sigue quejandose porque los obligan a votar. Hay gente que sigue enojada porque no le va mejor. Hay gente que simplemente envidia y no puede contener un peligroso deseo de clases, de querer pertencer allá arriba, donde nada los puede tocar. Pero llega el momento en el que nuestra piel social se sensibiliza y tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Y éste momento es en el que debemos recordar lo que nos costó poder llegar a discutir con libertad, quejarnos si lo deseamos, o simplemente hacer nada.

Si resta decir algo, es sólo que la información nos hará libres. Debemos investigar para saber y tomar una decisión que nos deje conformes y tranquilos con nosotros mismos.

Lejos de ésta realidad hay otras, a veces con una pared de por medio. Acerquemos las diferencias para enriquecernos y no perdamos de vista que somos responsables de esto, y de todo lo que venga de ahora en más.

lunes, 3 de octubre de 2011

El poder de la palabra

Las cosas dichas son efímeras, pero poderosas. La opinión se forma con tantos pixeles de la realidad, la experiencia y la propia idea que se tiene sobre un tema en particular, que muchas veces se nos pierde de vista lo complejo que es decir "esto me gusta". Por qué nos gusta eso y no otra cosa? Dónde se funde el presente con el pasado, los mensajes externos con la apreciación personal, lo interno con lo absoluto del afuera?
Yo creo que hay divisiones en esto de la opinión: el que habla por hablar sin saber demasiado y sin darle importancia al que dirán y el que habla sintiendo que su opinión es irrefutable y que todos los demás son seres ínfimos que le deben rendir pleitesía. Tambien está quien busca lo que decir, para que no sea sólo una fachada de supuesto conocimiento. El contenido, en estos casos, es lo que hay que valorar, porque es tan sencillo decir que cuando algo tiene sentido realmente asombra.
Se repite tanto el formato "yo hablo, total!" que agota. Y entre tanto de lo mismo, hay que hacerse un espacio para poder definir qué se dice, cómo se dice y porqué se dice. 
Des éste espacio sostenemos el contenido, pero tambien la forma en que se lo expresa. Es todo parte de la comunicación, cuándo llegará el día en el que realmente nos conectemos con lo somos?

viernes, 30 de septiembre de 2011

Cambiá, un poquito

Viviendo en una sociedad que se modifica constantemente para estar antes en el futuro, es relativamente "normal" que a los individuos que somos parte (a regañadientes) de ella se nos exija más o menos lo mismo.
Es por eso que muchas personas están detrás de todo lo trendy que puede ofrecerles el mundo, sin importarles la posibilidad de que haya otros iguales -como es usual- que justo repiten el mismo look por querer ser ESO que no les sale y que, en teoría, debería diferenciarte del resto.



Cuando alguien dice "trendy" yo pensaré en  Bobby
El tema es que mañana tengo un cumpleaños de 15 y me niego rotundamente a sentirme abrumada por un evento de éste tipo. Está bien, son las sobrinas (mellizas) de mi Macho, pero yo no quiero comprarme desesperada unos zapatos de taquito, no quiero tener que probarme vestidos que probablemente, si consigo uno que me agrade no vuelva a usar jamás. Estoy en mi derecho, mientras veo como la gente enloquece por tener las puntas desgastadas, yo me decoloré (SOLITA!) y voy a teñirme de violeta. Mientras mi madre me mira con cara de #tristesa cuando le digo que NO VOY A COMPRARME NADA NUEVO. Tal vez unas medias violetas, pero se acaba todo ahí.

Son detalles. Te piden que cambies pero que no cambies mucho. Entonces tenés que estar un poquito diferente siempre. Me aburro fácilmente de las cosas, pero sé que tengo mis amigos inseparables, como mis borceguitos y mis calzas negras, y soy feliz. Me da seguridad sentir que puedo cortarme el pelo si quiero, pero que no necesito modificar mi guardarropa cada temporada para correr detrás de un supuesto "estilo" que no debería depender de lo que otros opinen o utilicen, sino del paladar y la personalidad propias.

Por eso, declaro que si, voy a cambiar. Todo lo que quiera, siempre que lo desee, pero no dejaré que la moda tiranice mi vida con un látigo de estampados florales en primavera y de colores shocking en verano. No me importa el animal print, tampoco la locura de usar cosas que sean el uniforme de mi trabajo. Los zapatos tipo pezuña me dan miedo e impresión, el hippie chic me genera más rechazo que el hippie convencional.

No sé, por un día, todos los seres humanos de éste mundo deberíamos poder ser Verka Serduchka. Ahí si que sentiríamos eso de "cambiá, un poquito". 

DIOSO.


jueves, 29 de septiembre de 2011

Mi reino por un no hipster

Cuando algo se pone "de moda", una parte de mí agoniza. Principalmente, porque lo hipster popular nunca suele ser de mi agrado en el momento en el que se populariza, y de un tiempo a ésta parte, cada vez me pasa más seguido que algo que yo hago ahora se vuelve cool en unos meses. Y me fastidia que las personas me miren con su cara de "cómo?! estás re OUT!"


Los hipsters hablan todos en HELVÉTICA




Trabajar de noche implica tener verse rodeada muchas veces de gente que desconoce lo que está haciendo, lo que consume, escucha y viste, pero lo hace y se cree con toda la autoridad de decirte porqué VOS estás MAL por no hacerlo.






Y no, muchaches. Yo uso anteojos porque los necesito, porque mi miopía y mi astigmatismo así lo decretan: si quiero ver, debo usar gafas. Yo me visto de negro porque adelgaza, no porque sea tan no mainstream usarlo ahora que se viene la primavera y los estampados florales. Y a mí definitivamente me gusta desde que tengo uso de razón la música de los 80's... en principio porque nací en el '84 y me dejaban dormir con la radio encendida, lo consumí desde la cuna. No soy DJ porque es re copado ser mujer y DJ, soy DJ porque me cansé de escuchar siempre lo mismo y había que tomar cartas en el asunto. No escribo porque tener un blog es lo in, sino porque, efectivamente, tengo algunas cosas que decir y quiero compartirlas con el resto del mundo. 
El hipsterismo ha llegado muy lejos y en algún momento alguien va a tener que decirlo...:






Todas esto que pienso, lo opino y lo sostengo. Cuántos podrán decir lo mismo, del otro lado del escaparate social?



miércoles, 28 de septiembre de 2011

La eterna espera del freelancer

Debería sentirme supertop, debería ser de esas freelancers cool del mundo social, pero NO!


Me pone nerviosa esperar por respuestas a mails específicos, que me pidieron o que yo necesito enviar para generar más trabajo y por ende, un ingreso acorde a mi esfuerzo
Una parte de mis amigos/ conocidos me dice "y bueno, es lo que VOS elegiste". Si, ya sé eso. Mucha gente elige de qué trabajar, incluyendo los médicos, los contadores y los profesores de gimnasia. Creo que esto de tener que ponerle un número a tu trabajo y esperar a que te respondan para comenzar a trabajar es muy de artista y de freelancer, pero me revienta. 
La sociedad acepta que vos esperes y te exige que lo hagas porque "eso elegiste". No piensan que, en una de esas, sos bueno para "eso que elegiste"? Y que deberían respetarte por eso?
Una gran imagen que me hizo pensar: 



He nota que el clamor popular de los artistas- freelancers es el mismo.
Así como músicos y actores se unen para mejorar su situación laboral, no es hora de que los freelancers, de las diferentes áreas, marquemos un rumbo en común?

La realidad es un señor con anteojos

Vieron que a veces están haciendo algo que presienten será muy bueno y alguien o algo los bajonea? Eso me hizo pensar. Es una constante en la vida cotidiana de muchas personas y parece no terminar en uno que otro éxito, siempre hay que pasar por el bizarro filtro de la duda. 
Por eso imagino que la realidad no es como la plantea el mundo, sino que es un señor con anteojos. De esos grises y enojones, que se la pasan señalando lo que hace el otro, pero no hacen nada. Entonces, activar es lo mismo que mandarse una macana, a nivel de travesura o de escaparse de tu casa cuando te dijeron que no salgas. Esa onda, de hacer algo que no está del todo mal pero que tampoco está 100% bien y te deja con la pregunta de si lo hacés o no. Y hay alguien que te dice "no, eso no se hace..." o "no, vos no podés".
Por eso, de ahora en más y cuando quiera hacer algo que nunca antes hice o quiero repetir una receta que funcionó, pensaré en ese señor con anteojos. Pero tambien pensaré en mí, que soy (casi) una señora con anteojos, y listo. Cancelamos porque menos por menos es más. 
Cómo te imaginás que será tu realidad impuesta?

Otra vez y otra vez

Hemos generado muchos blogs. Muchas cosas escritas y dichas de muchas maneras en diversos espacios, así y todo, no tuvimos un lugar donde explayarnos libremente. Todos tenían un "pero"; "pero es difícil compartir contenido", "pero hay que hacerse un perfil", "pero modifican todo mucho, muy seguido".
Vamos a ver si ahora las cosas toman un rumbo, y siendo más adulta y teniendo servicios y deudas contraídas a mi nombre - lo que a todas voces grita "crecimiento personal", dicen en los bancos-, podemos hacer un blog como se debe, se quiere (y esperemos se pueda).

Aviso que el plural es porque sí, porque la unidimensionalidad no es mi fuerte, aunque hable de mí o de cosas que me pasan.
En definitiva, éste blog será una suerte de diario personal, no íntimo, que tratará de lo que yo hago, lo que sé y lo que me interesa, con el claro componente externo de lo que me irá llegando desde vuestro lugar (espero que haya mucho para ver y para leer).
No quiero algo absolutista, tampoco algo demasiado serio, no. No sería lo que soy ni podría mostrar lo que quiero siendo así. Pero una parte tendrá un ceño muy fruncido y otra tal vez no tenga cejas, eso lo dejaré fluir.


Quienes quieran leer, que lean.